Es una realidad que afecta a los
pacientes seropositivos en mayor medida que a aquellos que no están
infectados por el VIH: una mayor prevalencia de tumores clásicos y no asociados
al sida, como eran los tipos de cáncer que se veían al principio de la
pandemia, como el llamativo sarcoma
de Kaposi, que estigmatizaba a los primeros pacientes de sida.
En la reciente
sesión formativa Programa educacional sobre las comorbilidades
más prevalentes del paciente VIH, diversos expertos han puesto de
manifiesto lo que los estudios epidemiológicos llevan tiempo señalando: que el
cáncer golpea más a los seropositivos y que, de hecho, es una de las
principales causas de muerte y hospitalización en esta población.
En total, el riesgo de tumores malignos era
cuatro veces mayor, aunque en algunos tipos concretos, como el cáncer anal, se
disparaba a 25.
Las causas son
múltiples. En primer lugar, está el
propio virus que "aunque no es cancerígeno, se sospecha que puede
tener algunas proteínas que sí lo sean". Proteínas que harían al tejido
más sensible a los agentes cancerígenos, como el tabaco. Pero además, está el
propio estado inmunológico de
los pacientes, aún con la carga viral controlada. "Nunca van a estar como
una persona no infectada", comenta Blanco, que señala que "se habla
más de la calidad que de la cantidad de las defensas".
En definitiva, los
expertos ven esta mayor incidencia como algo
preocupante pero controlable. Blanco cree que los seropositivos deben extraer
algunas lecciones de estos datos, sobre todo en lo que se refiere a la importancia
de la prevención. "Han de llevar un estilo de vida saludable, dejar de
fumar si todavía lo hacen, acordarse de la protección solar y vacunarse frente
a ciertos virus oncogénicos, como el papilomavirus y el de la hepatitis
B", resume. Además, han de ser constantes con los cribados que se
recomiendan a la población general.
El periódico elmundo.es
2013-11-12
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