miércoles, 6 de noviembre de 2013

Por qué el Whatsapp no es apto para menores.

Hoy en día, «whatsapear» se ha convertido en un sinónimo de hablar, y no hay adolescente que se precie que no lo utilice. Las cifras así lo confirman: en España el 76% de los niños de 11 a 14 años utiliza habitualmente Whatsapp, desde sus propios terminales o desde los de sus padres. Así se desprende del adelanto del estudio realizado por el Centro de Seguridad de Protégeles en 2013, que será publicado a finales del presente año.
En un principio, el hecho de que los menores de edad utilicen una aplicación móvil para mantener contacto con sus semejantes, para compartir mensajes o imágenes, o incluso para divertirse, no tiene nada de malo en sí mismo. De hecho, según el estudio del Centro de Seguridad Protégeles,  el 65% de los niños de 11 a 14 años participa en grupos de Whatsapp. El peligro se encuentra en que el WhatsApp ya no es sólo un sistema de mensajería. «Se ha convertido en una verdadera red social, según indican todos los expertos. Los adolescentes crean grupos, agregan a sus amigos e intercambian mensajes, enlaces, fotos, vídeos y archivos de voz.
Es evidente que la herramienta se puede utilizar bien, pero también se puede usar para acosar, amenazar, difundir calumnias, fotografías sin autorización, etc, como así lo demuestra que se haya convertido, según coinciden estos mismos especialistas, en la herramienta más habitual en los casos de sexting y difusión de fotografías que los menores no deberían hacerse nunca.
Si los padres van a asumir este riesgo, están en la obligación de tener en cuenta lo siguiente:
1. Whatsapp es una red social. «No es un simple servicio de mensajería, como así creen algunos padres. Permite hacer grupos, enviar imágenes, vídeos, links...». «Ahí está el peligro: Facebook, Twitter, Tuenti... etc, están registradas como redes sociales, y por eso tienen que cumplir unas normas, ya que están supervisados por Gobiernos, la propia industria o la Unión Europea. Como Whatsapp no está considerada como red social, esto hace que esté sometida a pocas presiones y que su seguridad no sea tan precisa».
2. La edad. Según la legislación española, un niño con menos de 14 años no puede autorizar a que alguien obtenga sus datos personales. Ni puede autorizar a que se obtengan fotografías suyas. Esto sólo puede hacerse con la previa autorización de los padres. Es decir, las autorizaciones que conceden los niños menores de 14 años no son válidas… pero en Whatsapp sí. Así es, pueden tener Whatsapp porque no se les exige cumplir ningún requisito. Esto hace que al darse de alta automáticamente en la aplicación los niños proporcionen su nombre, su foto, su geolocalización... y a partir de ahí todo lo que se les ocurra compartir con sus grupos de amigos».
3. La cuestión de la inmediatez es extremadamente delicada. «En décimas de segundo, los chavales envían fotos estando borrachos, o con gestos sugestivos... Personalmente, creo que es muy fácil que si se actúa con tanta celeridad se equivoquen y no tomen buenas decisiones.
4. ¿Qué sucede con toda esa información? ¿Qué pasa con todos esos mensajes, más privados y menos privados, que los niños se intercambian entre sí? ¿Qué sucede con las fotografías que se hacen y se envían unos a otros? ¿Alguien puede acceder a ellas? «Pues lo cierto es que no lo sabemos… una de las principales críticas sobre la seguridad de Whatsapp es precisamente el desconocimiento que se tiene sobre si la compañía guarda copias de la información enviada, dónde se alojan y qué nivel de seguridad se aplica a esa información», reconocen desde Protégeles.
4. Puede facilitar el acoso. «Por el mero hecho de que un extraño tenga tu número, tu Whatsapp le acepta, y deja expuesta tu foto de perfil», apuntan desde Pantallas Amigas. «El acosador inmediatamente puede tener demasiada información. Puede saber cómo eres físicamente, la hora a la que te conectas, y la hora de tu último mensaje», añade este experto. «A no ser que tengas un iphone y sepas ocultar parte de esta información, algo no imposible pero muchísimo más difícil de hacer con Android», apostilla.
Consejos para padres
Las recomendaciones para adultos y menores de edad que van a utilizar WhatsApp son las siguientes:
1. «Para empezar, deberían actuar como si sus conversaciones fueran públicas», concluye Guillermo Cánovas, de Protégeles. «De hecho, deberían actuar como si sus fotografías fueran a ser vistas por terceros a los que no conocen de nada, y como si la información que allí vuelcan fuera a salir del entorno meramente privado», añade. «Que antes de enviar una foto determinada se pregunten qué sucedería si pierden el control de esa imagen o archivo que están enviando», propone Cervantes. «Lo mejor es que los padres enseñen a los hijos a proteger su intimidad.
2. El coautor de Tranki Pap@s va más allá y aconseja a los padres informar a sus hijos de lo que supone enviar una foto que atente contra su dignidad o la de otros menores. Este punto es, según Cervantes, extremadamente importante porque el simple hecho de enviar por Whatsapp una foto donde aparece un menor desnudo o con una pose sugerente es distribución de pornografía infantil.
3. Es muy difícil que los menores que ya utilizan smartphones dejen de utilizar una aplicación que les permite comunicarse de una forma tan sencilla, inmediata y prácticamente gratuita como es Whatsapp. Por eso los padres deben tener, a juicio de Pere Cervantes, un papel fundamental en el buen uso de este sistema de mensajería.

El periódico abc.es 2013-10-31

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